Entiendes que tus hijos deben crear su propio camino y cuanto menos interfieras, mejor. Los niños aprenden de sus errores y así ganan confianza en si mismos. Pero aunque dejas que tus hijos tomen sus propias decisiones, siempre estás ahí para guiarles cuando lo necesitan.

Te gusta hablar y te encanta pasar tiempo con tus hijos haciendo toda clase de actividades. Te encantan las fiestas de juegos, los cumpleaños, las barbacoas con otras familias… Aunque lo tuyo no es la disciplina, sabes cómo enseñar a tus hijos ser responsables.

Eres cálida, amorosa y emocional. Das los mayores abrazos del mundo. Ser madre es lo más natural del mundo para ti y adoras cada minuto que pasas con tu hijos. Sin embargo, recuerda que a veces tienes que dar a tus hijos su propio espacio para que aprendan a ser independientes.

Eres una madre que piensa que la disciplina lleva a conseguir grandes resultados. Enseñas a tus hijos con el ejemplo para evitar que cometan errores y paguen demasiadas consecuencias. Aunque eres una madre maravillosa, recuerda que a veces debes dejar que tus hijos tomen sus propias decisiones y que no todo es trabajar, también hay que divertirse