Lo tuyo es lo que se llama ir a las fiestas por obligación. Siempre tienes una excusa perfecta para irte de la fiesta antes que los demás (por el trabajo, por tu pareja, por compromisos familiares, etc.). No ves nada bien que tus amigos de la misma edad todavía no hayan asentado la cabeza y no hay nadie que pueda convencerte cuando decides marcharte sin más. Un verdadero antifiestas.

Manta y sofá. No necesitas nada más para disfrutar de una noche tranquila y relajada mientras tus amigos se pegan la fiesta de sus vidas. En muy pocas ocasiones, logras vestirte y asistir a las fiestas, pero donde esté la cama que se quite todo lo demás. ¡Como en casa en ningún sitio!

Has nacido para ser el alma de la fiesta. No hay celebración ni evento importante que se te resista. Adoras ser el centro de atención, negocias con los DJ’S las mejores listas de música y transmites una gran energía a quienes te acompañan. Nunca falta la cerveza o el buen vino en las fiestas e, incluso, te animas a organizarlas. Un fiestero ‘non-stop’.

Además de ser el alma de fiesta, eres un experto en preparar cócteles de todo tipo. Tu bebida favorita, el gintonic, y siempre te encargas de buscar los mejores pubs y discotecas donde disfrutar de una fiesta inolvidable con tus amigos. Lo mejor, que no sueles tener resaca al día siguiente aunque apenas puedas recordar nada.